TÂNZANIA – primeira parte / ZANZIBAR

La entrada en este mítico país africano no es fácil. Nos piden el Carnet de Passage del coche, que nos será enviado a este país por Raquel Vega, una incondicional seguidora de este blog. Tenemos suerte porque el jefe aduanero se levantó con el pie derecho y nos pasa un permiso de importación temporal del coche, después de presentar muchas fotocopias y compramos seguro temporal del coche, que nos serviría también para Rwanda, Uganda y Kenia. Al final casi se tuerce la cosa cuando descubren a Djambo en el coche: más papeladas con tentativa de soborno. Carlos desaparece con los papeles del perro y aparece con todo resuelto media hora después sin pagar sobornos y con un papel amarillo diciendo que el perro se encuentra exportado en este país. Han sido tres horas de frontera. La carretera en buen estado nos lleva por paisajes montañosos y campos de té atravesando en algunos tramos los 2300 m de altitud. Llegamos a Mbeia, principal ciudad de esta región entre el Lago Malawi y Tanganika y seguimos por la principal carretera del país que lleva hasta la costa. Una carretera llena de camiones muy pesados y autobuses nacionales que van como locos adelantando donde y cuando les apetece, “cumpliendo” horarios y arriesgando la vida de los pasajeros. Si realmente quieres aventura en Tanzania, súbete a uno de ellos.

El final del día está próximo y tendremos que hacer noche antes de llegar a Iringa, nuestro próximo destino. Acampamos en Riverside Campsite, cerca de Kitulo NP. Después de salir de la carretera varios kms por camino de cabras, llegamos a una área de acampamento abandonado junto al río. Decidimos por tanto hacer “bush camping”  y dar un paseo junto al río donde descubrimos un poblado de pescadores con las redes a lo largo del río. No hay posibilidad de mucha comunicación, ya que sólo hablan swahili. Apesar del sitio aislado infundir un cierto respeto (hasta el Djambo está desconfiado siempre vigilando los arbustos), la fría noche pasa sin ningún contratiempo.

Camino de Iringa, multa por exceso de velocidad, esta vez de Carlos…imposible de evitar… Son al cambio unos 13 euros. Y por lo que después no enteramos, en esta carretera hay radares nuevos del gobierno, son manuales. O sea, el policía apunta para ti con el brazo extendido como si te fuera a disparar. Hay decenas de controles, casi cada 10 kms, con numerosas poblaciones para pasar a 50 sin saber cuándo se acaba el límite por lo que resulta perfecto para el estado este sistema de recaudación. Para nosotros tedioso porque entre los camiones y los límites de 50, avanzamos poco. En Iringa, damos una rápida visita, registramos nuestras tarjetas SIM en tiendas oficiales, comemos en restaurante local y nos aprovisionamos para dos días en el Ruaha National Park. Por carretera de tierra de unos 85 kms vamos en dirección a Tungamalenga, población más cercana a la entrada del Ruaha. Avistamos los primeros masáis en el camino con sus característicos adornos, paños coloridos y palo atravesado por detrás de la cabeza, sostenido por ambas manos.

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Acampamos en Choleia Camp, a unos 30 kms de la entrada. No hay nadie alojado y los simpáticos encargados nos preparan hoguera y se acuerda que se quedaran con el perro mientras estamos de safari. Al día siguiente entramos en el alba a las 6 de la madrugada, y a pesar de ser una área muy extensa con ayuda de nuestro GPS conseguimos no perdernos y avistar muchos animales incluido dos leones junto a un río. Durante todo el día no nos cruzamos con un solo coche…

Al día siguiente camino de Iringa nuevamente nos invitaron unas masáis a visitar su aldea y tener nuestro primer contacto con los masáis de Tanzania. Continuamos viaje… La dichosa carretera nacional mejora su pavimento a pesar de los pesados camiones pasando por paisajes llenos de baobabs con temperaturas menos frías y a menor altitud. En Mikumi, acampamos en un complejo de unos suizos con motivos alpinos, llamado “Swiss Tam Lodge”. Un sitio muy agradable con cerveza muy fría. Camping con chaparrón de varias horas. Al día siguiente la carretera nacional pasa por el medio del parque nacional, y vimos desde la carretera, elefantes, cebras, muchas jirafas, impalas y ñus.

Después de cogerle el truco a los radares y a las aldeas, llegamos a Dar el Salaam en la costa, y con tan solo una multa en 800 kms. Según otros viajeros son entre 3 y 5 multas en este recorrido. Dar el Salaam es considerada la capital económica de Tanzania, ya que la capital verdadera es Dodoma, en el interior con menor atractivo económico y geográfico. La entrada a la ciudad un auténtico caos circulatorio comparable a las ciudades nigerianas. Tres horas para entrar la ciudad y hacer un desvío para poder llegar al otro lado de la bahía, en la playa Mikadi. Acampamos en Mikadi Beach Lodge, llevado por un simpático chileno con muchas historias encima. Pasamos unos días en este agradable lugar junto a la playa aunque el tiempo no acompañó mucho. El Djambo hizo muchos amigos de cuatro patas, y otros menos amigos. Aquí se quedaría 4 días más junto al coche, mientras visitábamos la famosa e histórica isla de Zanzíbar, icono turístico del país.

Ir a Zanzíbar es como ir a otro país y las autoridades se empeñan en que así sea. Control estricto de entradas, con sello específicos en pasaporte y grandes medidas de seguridad. En el ferry se tiene la sensación de estar atravesando de Gibraltar a Tánger. Gran mayoría musulmana con numerosa mercancía. Después de más de dos horas de travesía llegamos a Stone Town, el núcleo urbano principal. Ya nos han avisado de la gran cantidad de “papasi” que hay en la ciudad y en la isla. Son los negociantes turísticos que te “acosan” para ofrecerse de guía, buscarte alojamiento, paseos, restaurantes, etc. etc…Nuestra táctica, como llevamos dos pequeñas mochilas es andar rápido y hacer pensar que ya conocíamos la isla. Resultado: nos perdimos en la medina, que nos recuerda al laberinto de la medina de Fez (Marruecos). Después de orientarnos conseguimos encontrar alojamiento en “Jambo Guesthouse”.  La parte antigua es laberíntica, y demasiado turística aunque vale la pena perderse un día. Para quien conozca bien Marruecos, quizás no le llame tanto la atención las callejuelas, los mercados, los artesanos trabajando en la calle y las oraciones de las múltiples mezquitas. En general no hay coches y las frecuentes” vespas” son el único vehículo motorizado en la Medina. Aprovechamos para conocer la ciudad que es una mezcla de árabe, africano y asiático, con una fortaleza, un par de museos y vistas desde el paseo marítimo. La comida de Tanzania, una auténtica delicia con gran influencia india y una vuelta por el mercado de pescado y frutas es altamente recomendada.

En la isla hicimos un tour por las plantaciones de las especias, y visitamos una gruta donde guardaban a los esclavos capturados en la zona continental antes de mandarlos para América y Europa. El tiempo nos dio tregua con días de sol y aprovechamos para descansar en la playa de Nungwi, al Norte de la isla. Conseguimos llegar en transporte público, rápido y barato.

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Tres días en Jambo´s Brother, complejo turístico básico junto a la playa y a otros hostales y hoteles. Menos mal que es “low season”. No quiero imaginar lo que puede ser en época alta. Aún así la fama de playas magníficas es bien merecida con puestas de sol espectaculares.

 

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